En la reflexión anterior hablé sobre lo que los cerros representan para nosotros, dije cómo nos duele pensar en que están ocurriendo desastres como el incendio en Malinalpa; y en esta, quiero hablar en forma de homenaje a los combatientes de de las llamas.
A ellos, que siempre se juegan la vida -casi sin pensarlo-, y movidos sólo por el aprecio, por el amor que sienten por nuestro territorio; a los brigadistas de los grupos cívicos-forestales de los barrios; a los hermanos y hermanas tepoztecas que se la 'rifan' en cada incendio; a los que están, y a los que en otros incendios dejaron el alma (como dije en el número anterior); ellos verdaderos héroes y heroínas del pueblo tepozteco.
También a los que desde otras entidades del país prestan su apoyo solidario al pueblo tepozteco en tiempos de necesidad urgente; a aquellos que con su trabajo, su cansancio y su tiempo.
También a los hombres y mujeres que organizan los centros cívicos de apoyo en los espacios públicos de Tepoztlán; a las y los que preparan los alimentos y las bebidas para los que suben y bajan de la zona de desastre; a los que organizan su tiempo para prestar su apoyo en las tareas de liquidación...
A los que donan materiales y trabajo, alimentos y bebidas, e incluso a aquellos que donan su dinero en favor de la causa común de defender los cerros, que son nuestra casa, del fuego.
A todas ellas y ellos, y a los que nos faltaron... ¡GRACIAS!
A. Arturo.
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